Un soberano de gran poder, que contaba con el consejo de múltiples sabios, estaba en un estado de desesperación. Un imperio rival, superior al suyo en fuerza, tramaba una embestida contra él. El soberano se veía aterrado por la muerte, el fracaso, el sufrimiento y la vejez. Convocó a sus consejeros y les reveló:
-Anoche, en mis sueños, me topé con un talismán mágico que podía aplacar todas mis turbaciones y aflicciones.
El soberano solicitó a todos sus sabios que buscaran tal talismán, incluso si eso implicaba viajar hasta los rincones más lejanos del mundo. Los sabios se organizaron y despacharon mensajeros a todos los extremos del reino, sin recibir ninguna noticia esperanzadora.
Finalmente, recurrieron a la sabiduría de un asceta Sufí y le pidieron asistencia. El Sufí se despojó de un anillo que portaba y se los entregó, comentando:
-Hay una condición. Entrégaselo al soberano, pero indícale que debe revisar lo que yace debajo de la joya del anillo solo cuando todo parezca desvanecerse, cuando el caos sea absoluto, la desesperación abrumadora y se sienta totalmente indefenso. Si no, no entenderá el mensaje.
El soberano obedeció. Perdió su reino. Tuvo que huir de su tierra para salvar su vida. Su enemigo lo acosaba, podía oír el trote de los caballos acercándose… Su caballo cayó agotado, y comenzó a huir a pie… hasta que se encontró en un punto de no retorno.
En el último momento recordó el anillo. Lo abrió, miró debajo de la joya y allí estaba el mensaje.
Sencillamente decía: “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.
Mantén la fortaleza. No importa por lo que estés atravesando. Mantén la fortaleza. Nada es eterno, todo es efímero. Todo pasará, y en algún momento tu vida mejorará.